TARJETA DE VISITA


El efecto deseado de nuestra tarjeta de presentación... Bueno, ¡relativamente!

La Tarjeta de Visita o de Presentación es el objeto que acompaña al encuentro con alguien por primera ocasión. Una tarjeta de visita les recuerda a quienes nos conocen quiénes somos y qué es lo que hacemos. De cara a un nuevo contacto -profesional o protocolario-, el objeto rememora la situación en que nos encontramos y la impresión que causamos. Es parte de una memoria latente. Si bien en ocasiones no podemos controlar ni la situación ni la impresión, la tarjeta como objeto apuntalará el factor positivo y contribuirá a paliar el negativo si lo hubiere. Pero para ello... ¡debemos asegurarnos de que el o la individuo la conserva!


CONSIDERACIONES


De manera sintética, la tarjeta de visita contendrá nuestros datos personales (Nombre y/o pseudónimo, dirección postal y digital, web, teléfono) y cualquier tipo de información secundaria simple que queramos transmitir (oficio, posición laboral, ámbito de trabajo). De la misma manera puede ser la carta de presentación de nuestra materia creativa... aunque en esto hay que ser práctico.

Veamos el siguiente link sobre "Tarjetas de presentación creativas"... Ahora planteémonos cuántas de ellas podríamos guardar en la cartera de manera cómoda ¿Menos, verdad? Volvamos y preguntémonos cuántas de ellas usarán su función secundaria más de una vez o seguirán sirviendo como tarjeta. ¿Bien? Ahora pensemos en el precio y el tiempo invertidos en la producción de cada una de ellas... Con todo, al final nos quedaremos con un número sustancialmente reducido.

Como pasaba con el CV, la Tarjeta de Visita puede transmitir nuestros valores y habilidades, hablar de como somos. El valor objetual puede ser un buen gancho para nuestro recuerdo, pero no es recomendable tratar cada tarjeta como a una obra: la idea es que podamos repartirlas sin que nos importe, ya sea por el tiempo que hemos invertido en cada una o por los recursos que hemos utilizado en ellas. Por supuesto que podemos tener una tarjeta de visita para "ocasiones especiales", pero por norma buscaremos soluciones más sostenibles (Dicho esto, no descartemos el factor de la multitarjera: podemos tener dos modelos para distintos momentos. Pensemos, por ejemplo, en el caso del profesorado universitario o cualquier otro empleado corporativo: tendrá su tarjeta institucional y luego la suya personal).

No olvidemos que podemos considerar mantener una unidad formar entre nuestra web, nuestro CV y nuestra tarjeta. 


MÁXIMAS A TENER EN CUENTA


  1. La tarjeta es nuestra imagen. Si entregamos una tarjeta visiblemente defectuosa a alguien con quien no tenemos ninguna relación, no nos estamos haciendo ningún favor. Si le entregamos una que no "va con nosotros" ni con lo que hacemos como profesionales, tampoco.
  2. La tarjeta nos recuerda. Si nuestra tarjeta resulta una molestia (en su aspecto, en su transporte), no vamos por el buen camino. Si resulta anodina o estridente, tampoco.
  3. Debemos encontrar un término medio entre la sorpresa y la funcionalidad combinanda con un gasto asequible. No nos debe doler dar tarjetas.
  4. Y, por último, recordemos: No hace falta que demos nuestra tarjeta a todo el mundo. Démosla a quien realmente nos interese.